10 de abril del 2023
Me despierto descansada, aunque no muy motivada. Miro Clue y entiendo todo.
Poco antes de la hora de comer me escribe mi compañero A. para ir a comer un consomé post-semana santa. Aprovecho para pedirle perdón porque el viernes antes de volar a Guatemala iba a ir a una fiesta con él y al final fui a otra. “No hay pedo”, me dice.
El día en la oficina transcurre muy tranquilo. Al salir, miro al cielo y de nuevo está nublado. Va a llover. Aún así, decido ir a correr. Hoy el aire está cargado, mis piernas también. Además, me duele la tripa. Quizá no ha sido buena idea salir, pero salir un rato ya me despeja un poco.
Al cerrar la puerta de casa, las gotas empiezan a caer sobre el suelo de la terraza. Observo la lluvia desde el calor de mi casa mientras mi pecho se hincha y se deshincha del esfuerzo. Sigo con los cascos puestos. A pesar de la semana del mes en la que estoy, ya no lloro cuando escucho Veneno (Acústico) de Dellafuente. Siempre escucho las mismas canciones cuando estoy un poco triste.
A. y yo cenamos juntos y me cuenta qué tal ha ido su Semana Santa. Me río mucho. Después de contarme ciertas cosas, aunque esos tíos son mis amigos, pienso que los heteros cuando están en grupo son una cosa muy graciosa o muy terrorífica. En este caso, por suerte, más lo primero.
A. se acuesta pronto y me quedo sola frente al plato vacío. Cometo el error de mirar si en un día como hoy —10 de abril— en los últimos cinco años publiqué algo en mis historias de Instagram. Cuando echo la vista atrás, muchos recuerdos se han deformado, pero hay momentos que están guardados en álbumes o recuerdos de Instagram que muestran un microsegundo o varios segundos tal cual fueron en ese momento específico.
Encuentro hasta meta-recuerdos. Fotos de fotos: una de 2009 abrazando a mi prima P., una foto de la espalda de mi padre de la que sale mi cabecita de bebé o una Polaroid en la que sujeto una tortilla de patatas hecha por mí. También una dedicatoria de uno de mis profesores del instituto en uno de los libros de Jasone Osoro dice: “L.-ri, laster Jasonek bezain ongi idatzi dezan”. Firmado como “Irakaslea”.
O un textito (que quiero que quede aquí) de la pequeña libreta que guarda más palabras y que ahora mismo no sé en cuál de las cajas de mudanza aparcadas en mi habitación de adolescente estará:
Me gusta la W que forman nuestros brazos cuando estamos tumbados en la cama En inglés tienen 5 para preguntarlo todo Yo me pregunto muchas cosas cuando te miro Pero la que sé que nunca llegaré a entender es por qué ahora aunque así hacen dos Es lo que hace falta para (que suceda) un abrazo
11 de abril del 2023
Un día más, salgo a comer con A. Como yo le invité ayer, hoy le toca a él. Me gusta escurrir las verduras, el arroz y el pollo contra la pared del bol y ponerlo todo sobre una tortilla con una lámina de aguacate tierna y mantequillosa. Qué rico.



Después de comer, tenemos una excursión por el edificio: van a enseñarnos la ruta de evacuación. Junto a nosotros baja gente de pisos más altos y más bajos. Diecisiete pisos de escaleras. Mi compañero A. no para de hablar. En caso de emergencia, tampoco lo hará. Me apuesto lo que sea.
Por la tarde, quedo con A. para despedirme de la sauna. Antes de subir, comentamos qué tal Semana Santa aunque, más o menos, sabemos cómo ha ido porque —aparte de ir hablando— mi roomie ya me ha explicado perfectamente cómo les fue con su forma espontánea y cómica de contar las cosas.
Después de Guatemala, tengo la piel regular. Espero que la sauna haga su magia y me la deje como nueva. Con la visibilidad reducida por el vapor, comentamos algunos chismes. Bajamos a cenar algo. Mi cuerpo me pide grasa. Señales…
El taxi de vuelta está a menos de 3 minutos. A. me dice: “Ya no me envías la ubicación en tiempo real”. Es verdad. Ya voy tranquila. Apoyo mi cabeza en el asiento y miro por la ventana las calles que antes eran desconocidas. Antes la ciudad en mi cabeza era un gran borrón negro, ahora es un mapa vago donde puedo ubicar edificios, calles y locales. Me siento como cuando vas pasando pantallas en un videojuego.
“Señorita, donde usted me indique”. Ya estoy en mi portal. Me meto en la cama y me duermo al momento.
12 de abril del 2023
He soñado que alguien me conseguía un trabajo muy bueno, muy bueno. Total, llegaba el día de la tarea y tenía que conducir un autobús. Entonces, le decía a la persona que me había conseguido el trabajo: “pero bueno, cómo voy a hacer yo esta faena si no sé conducir” (!!!). Me decía: “Es fácil, puedes hacerlo”. Nos reíamos, pero mi risa era nerviosa.
Más tarde, en el trabajo, hablamos de sueños. Una de mis compañeras cuenta que su esposo tiene un sueño recurrente. En él, siempre está en los años 20. El estilo de la gente, las calles y el ambiente es el de esa época. Cada vez que trata de verse reflejado en un espejo o escaparate, se despierta.
Últimamente, estamos muy místicos en la oficina. Hablamos de sueños y de historias sobrenaturales. Ahora ya no puedo ir sola a los baños de nuestro piso sin pensar que me va a pasar alguna cosa extraña. Estoy sugestionada.
Reproduzco un audio de mi casera mientras escucho JhayCo. Un feat. inesperado. Por la tarde, salgo a correr. Tengo más energía que ayer. El único problema es que no me motiva la mayoría de canciones de mi lista de reproducción hecha exclusivamente para hacer ejercicio, las he quemado. Tendré que renovarla.
Ya en casa, me preparo. He quedado con P. Antes de llegar a la ubicación donde hemos quedado, paso por donde están algunos de mis amigos tomando algo. En cuestión de tres minutos, reorganizamos el fin de semana de Oaxaca.
Conozco a P. desde que llegó a CDMX y desde el primer día supe que nos llevaríamos bien. Es Acuario. Queremos comprar entradas para un concierto, pero los asientos que queríamos (los más baratos) ya se han agotado. Nos gusta el cantante, pero tampoco somos tan fans, así que el próximo precio más barato nos parece demasiado.
Tomamos unas chelas y cenamos guacamole, dos costras y tacos al pastor. Las costras están buenísimas. Pasamos por el mercado cerrado con todos los puestos de flores recogidos y bien ordenados. Hace frío.
13 de abril del 2023
Me despierto y no me encuentro al 100%. Miro una lista de los síntomas típicos de la semana previa:
Depresión ✅
Ira e irritabilidad inusuales ✅
Cambios de humor ✅
Problemas de concentración ✅
Menor interés en tus actividades habituales ✅
Sentimientos de agobio o pérdida de control ✅
Problemas para dormir, incluyendo insomnio o necesidad de dormir más de lo habitual ✅
Cambios en el apetito, incluyendo antojos o más hambre✅
Mientras desayuno, hago videollamada con M. Me pone al corriente de sus próximos viajes. Me hacen sentir mucha envidia y mucho FOMO. No se puede estar en dos sitios a la vez. Eso ya lo aprendí cuando vivía en Barcelona y quería estar en Donosti o visitaba Donosti y quería estar en Barcelona.
Me irrita que he pedido caliente mi chocolatín (así le dicen a las napolitanas) y no lo está (Ira e irritabilidad inusuales ✅). Está bueno igual, pero no está como esperaba. Estas pequeñas cosas me avisan que ya es ese momento del mes.
Después de comer, me tumbo unos minutos en el sofá y me apetece llorar (Depresión ✅). Ya sé lo que está pasando, pero cada mes me sorprendo de cómo mis hormonas me la juegan. Mi progesterona fluctúa más que el peso mexicano estos días y elimina la dopamina de mi cuerpo.
Lo fuerte es que en nada dejaré de sentir todo esto, pero ahora mismo todo me parece demasiado (Sentimientos de agobio o pérdida de control ✅). Solo quiero meterme a hacer la bolita en la cama.
Tenemos algunas entregas en el trabajo, así que estoy entretenida, pero voy más lenta de lo habitual (Problemas de concentración ✅).
En cuanto salgo de trabajar, me voy a casa y me tumbo en la cama (Necesidad de dormir más de lo habitual ✅). Me duermo una pequeña siesta con los vídeos de Juliana Canet de fondo. Me gusta ver el Mediterráneo, aunque sea a través de la pantalla del móvil. Cuando despierto, dudo si ir a la quedada en el nuevo piso de un colega (Menor interés en tus actividades habituales ✅). Me pinto los labios de rojo, me pongo un jersey con un estampado de llamas y me dirijo a la estación de bicis.
En el camino, me encuentro con mi roomie que viene de su entrenamiento de boxeo. Estamos sincronizados sin intentarlo. Pedaleamos entre coches: es hora pico y el aire es pesado. Tenemos que dar una buena vuelta, aunque la aplicación dice que son solo 8 minutos de trayecto en bici.
Llegamos al destino. El departamento nuevo de H. me encanta. Tiene un sofá en L comodísimo, la decoración da gusto y el suelo tiene un mosaico precioso. Además de una terraza enorme donde nos sentamos a ponernos al día de nuestras vacaciones de Semana Santa los nueve que estamos. Todos los que estamos nos juntaremos en una casa en el puente de mayo.
Nos recogemos temprano. G. hace un tour en su coche para llevarnos a cuatro a nuestras casas. La primera parada es la nueva casa de E. Hacemos una parada para visitar su nido rápidamente. También tiene una terraza muy tranquila y recogida donde pasaremos buenos ratos.
En cuanto nos dejan en el portal de casa, decido ir a pillarme cena (Cambios en el apetito, incluyendo antojos o más hambre✅). Ceno con A., sin hablar mucho, y me acuesto pronto. A las 22:30 estoy metida en la cama. Qué gozada, pienso.
Ya ha llegado, ya está aquí. Mañana estaré cansada por la regla, pero dejaré de sentir irritabilidad, inseguridades y cambios de humor. Hasta el mes que viene. La vida de una mujer cis es agotadora, chaval.
14 de abril del 2023
Dicen que después de la tormenta llega la calma. Así es siempre. Mi estado de ánimo se ha restablecido. Hablo con mis padres y mi Izeba mientras desayuno unas quesadillas. Eso son +1000 puntos de paz mental.
Después de pasar una semana con el humor como una montaña rusa, me noto más tranquila. Una compañera de trabajo trae un aceite de lavanda y me dice que me lo ponga en las articulaciones. Más tranquilidad.
Por la tarde, voy a una tienda a comprar protector solar, que se me ha acabado. Estamos un rato allí porque se está muy bien y tienen cosas muy chulas. De ahí, quedo con E. Pronuncio las palabras mágicas: “este fin quiero que sea tranquilo”. Cuando digo eso, deja de serlo automáticamente. Después, vamos a una terraza a tomar unas cervezas, la cosa se nos complica un poco. Decidimos agarrar un taxi para ir a cenar unas pizzas en un sitio muy bueno.
Mientras estamos cenando, nos habla un amigo diciéndonos que vayamos a donde está de fiesta con sus compañeros de trabajo. Acabamos en una terraza llena de gente con unas vistas chulísimas de la ciudad. Mirando los rascacielos iluminados de Reforma, me siento como si estuviera en una maqueta por un momento.
Estamos un rato más en el antro, pero el DJ está poniendo rock (?). E. y yo que estábamos motivadísimas, nos marchamos de allí, que mañana tenemos plan por la mañana. Intento pedir el taxi, pero se me apaga móvil. Es la segunda vez que me pasa. Menos mal que estoy con E. En general.
15 de abril del 2023
Me levanto temprano. Las chicas hemos reservado un free tour por el Centro Histórico. Bajo a comprar un Electrolit (ese es el mood) y agarro una bici para acercarme al punto de encuentro. Los sábados por la mañana la ciudad parece que está tranquila. Con la música puesta, el trayecto se me pasa volando. Yo creo que una de mis cosas favoritas de la vida es andar en bici mientras escucho música.
El tour comienza en el Zócalo, frente a la catedral. El chico es un estudiante de Historia con aparato, gafitas y gorra. Me da ternura. Paseamos por calles que no he pisado antes. También vemos las ruinas del Templo Mayor, entramos en el edificio de Correos, conocemos la historia de la casa de los Azulejos y pasamos una calle llena de tiendas de vestidos de quinceañera y de novia. Si L. viniera a verme, le llevaría ahí seguro.
El dato que más me gusta y que apunto en mis notas del móvil es el siguiente. Así tal cual: “Cúpula de bellas artes es una mezcla de bronce y oro. El bronce cuando se oxida se vuelve verde, mientras que cuando se junta con oro se hace una combinación que imita al atardecer con tonos amarillos y anaranjados.” Acuerdo con E. y A. que es nuestro edificio favorito de la ciudad.
Acabamos debajo de la torre Latinoamericana. A lo lejos, se ve el tejado cobrizo del monumento a la Revolución. Ya hemos echado la mañana conociendo curiosidades sobre el Centro y haciendo un recorrido por la historia del sitio donde vivimos. No tengo ni idea de nada. Qué fuerte.
Comemos dentro de la Casa de los Azulejos en un salón con una lámpara de araña. Todas las estancias son preciosas. Hay murales en las paredes y barroco. Uno de los pasillos tiene una inclinación que se nota muchísimo. En la mesa, estamos las cinco que viajamos a Oaxaca la semana que viene, así que hablamos de chismes y del viaje.



Volvemos pronto a casa. De nuevo en bici. Me doy una ducha —hace un día soleado de mucho calor— y me meto en la cama para echarme una siesta. Me duermo tres horas y media.
Por la noche, estamos invitados a una fiesta de cumpleaños. Hasta el último momento dudo si ir, pero G. sube a casa y espera a que me prepare. Vamos juntos a la casa del cumple que casualmente está en mi misma calle. Me gustan más las vistas desde allí. En la fiesta, tengo dos conversaciones que podrían hacer decaer la noche. Solo una de ellas me importa, pero la percepción de los demás es una cosa en la que no puedes intervenir. Como se pregunta Leticia Sala en su Nota, "Are drunk emotions real emotions?"
Nos vamos de antro. A. y yo vamos en el taxi comentando las cosas que han pasado en la fiesta. En el local ese, están P., P. y A. Eso significa que lo pasaremos bien. Este antro me gusta mucho, aunque tenga el techo bajo. Bailamos, tomamos y así hasta muy temprano.
16 de abril del 2023
Como últimamente cuando salgo de noche, duermo poco. G. escribe por el grupo para salir a dar una vuelta y comer unos tacos de pescado. Jalo. Tiene el coche aparcado debajo de mi casa, así que vamos hacia Roma Norte con chofer privado. Me despierto con un mensaje que me pone muy triste, pero estoy demasiado cansada para procesarlo ahora.
Nos juntamos con más gente. Visitamos algunas tiendas de Roma Norte. G. se compra una tableta de chocolate con CBD. Se come un trozo antes de comer. Después de comer, todo le hace muchísima gracia. Creo que todos estamos tan de risas por la cruda. Los tacos están buenísimos. Como siempre, comparto un guacamole con E. Está muy bueno.
Por la tarde, vagamos hasta un parque con unas fuentes refrescantes. Ahí se nos unen otras cuatro personas y toda la banda nos dirigimos a un café. Estamos unos 11 ocupando la mitad de la terraza. El café está horrible, la compañía genial. G. está tan gracioso, el CBD le ha hecho efecto de THC.
Vamos haciendo paradas por la calle. Ninguno parece querer irse a casa. Todavía queremos exprimir las horas de domingo que quedan. Frente a un edificio con un neón azul que dice “Todo lo que puedes imaginar es Real”, decidimos que vamos a nuestra terraza. Algunos vamos en coche y otros en bici.
Hablamos, cenamos y jugamos a cartas. Estamos muy a gusto, pero mañana es lunes. Mirando la noche nublada pienso que ha sido muy buen fin. Me lo he pasado genial. ¿Por qué pasa tan rápido el tiempo?



Esta semana flojita y yo blandita, vendrán mejores. Que tengáis una feliz semana. Un besito <3